ACTIVIDAD 2: CUENTOS FOLCLÓRICOS
CUENTOS FOLCLÓRICOS:
TODO TIPO DE PIELES
Cuento adaptado del original "Bestia Peluda" de Los hermanos Grimm
Había una vez en un reino
muy lejano, una reina cuyos cabellos parecían de oro, y tan hermosa que en toda
la tierra no se habría encontrado otra igual.
La reina cayó enferma
y, presintiendo su fin, hizo prometer al rey, que cuando ella muriese, él se
casaría de nuevo con una mujer más hermosa que ella y con sus mismos cabellos
de oro.
- ¡Prométemelo!
El Rey se lo prometió,
y ella, cerrando los ojos, murió.
Por largo tiempo al Rey estuvo inconsolable, sin
pensar ni por un momento en volverse a casar, hasta que, al fin, dijeron sus
consejeros:
- Necesitamos que vuelva a casarse el Rey para
que tengamos Reina.
Entonces fueron enviados mensajeros a todas las
partes del país, en busca de una mujer de semejante belleza a la reina
fallecida.
Pero en todo el mundo
no había otra mujer igual de bella que la reina, por eso, los mensajeros
tuvieron que regresar a la Corte con las manos vacías.
El Rey tenía una sobrina, Elia, que era el vivo
retrato de su esposa muerta, tan hermosa como ella y con la misma cabellera de
oro.
La contempló un día el
Rey, y viéndola en todo igual a su difunta esposa, de repente se sintió
enamorado de ella.
Dijo pues a sus
consejeros:
- Me casaré con Elia, ya que es el retrato de mi
esposa muerta; de otra manera, no encontraría una mujer que se le pareciese.
La joven al conocer la intención de su tío se
horrorizó. Así que pensó en la manera de hacerlo desistir de su alocada
decisión y le dijo:
- Antes de satisfacer vuestro deseo, es preciso
que me regaléis tres vestidos: uno, dorado como el sol; otro, plateado como la
luna, y el tercero, brillante como las estrellas. Además quiero un abrigo hecho
de mil pieles distintas.
Elia pensó:
"Es absolutamente imposible conseguir todo
eso que le he pedido, y, así, conseguiré que mi tío renuncie a su idea."
Pero el Rey pidió
ayuda a las doncellas más habilidosas del país, para tejer las tres telas y
confeccionar un vestido dorado como el sol, otro plateado como la luna y otro
brillante como las estrellas, confeccionaron también un abrigo de mil pieles
distintas.
Cuando el rey tuvo
todo preparado mandó llamar a Elia y, le presentó los objetos que ella le había
pedido, y le dijo:
- Aquí tienes todo aquello que me pediste, mañana
será nuestra boda.
Elia comprendió que no había ninguna esperanza de
hacer cambiar la decisión de su tío y planeo escapar.
Por la noche, cuando
ya todo el mundo dormía, se levantó y tomó las siguientes cosas: un
anillo de oro, una diminuta rueca y una bobina también
de oro; los tres vestidos, comparables al sol, la luna y las estrellas, los
metió en una cáscara de nuez, y se puso el áspero abrigo de toda clase de
pieles, manchándose, además, de hollín la cara y las manos.
Cuando Elia tuvo todo
preparado escapó.
Estuvo andando toda la
noche, hasta que llegó a un gran bosque. Como se sentía muy cansada, se sentó
en el hueco de un árbol y quedó dormida.
Salió el sol, pero ella continuó dormida.
Sucedió que el Rey
Eric a quien pertenecía el bosque, había salido a cazar en él. Cuando sus
perros llegaron al árbol en el que Elia dormía, se pusieron a husmear, a dar
vueltas al rededor y a ladrar; por lo que el Eric dijo a los cazadores:
- Id a ver qué clase de animal se ha escondido
allí.
Los hombres cumplieron la orden, y, a la vuelta,
dijeron:
- En el hueco del árbol hay un animal asombroso,
como jamás viéramos otro igual; su piel es de mil pieles distintas. Está
echado, durmiendo.
Eric pidió que lo atraparan, y los cazadores
sujetaron a la doncella, ésta, despertándose sobresaltada, les gritó:
- Soy una pobre muchacha que se ha perdido.
Apiadaos de mí y llevadme con vosotros. No
recuerdo quién soy, ni como me llamo, ni si quiera sé de dónde vengo.
Elia mintió para ocultarse, no podían descubrirla, o la devolverían al
reino de su tío, y se vería obligada a casarse con él. Elia se negaba a aceptar
ese destino.
Eric ofreció a Elia trabajar en el palacio real,
ella aceptó y la condujeron hasta el palacio. Allí le asignaron una pequeña habitación.
Allí vivió “Todo tipo
de pieles”, así es como la llamaban, llevando una vida que en nada se parecía a
su lujosa vida anterior.
Pero ocurrió un día que
hubo fiesta en palacio, y Elia dijo al cocinero:
- ¿No me dejarías subir un ratito a verlo? Me
quedaré a mirarlo junto a la puerta.
- Puedes ir, si quieres, pero debes estar de
vuelta dentro de media hora para recoger la ceniza. Le respondió Sebastián:
Elia bajó a su habitación, se quitó el abrigo de
todo tipo de pieles y se lavó el hollín de la cara y las manos, con lo que
reapareció su belleza en todo su esplendor.
Abrió la nuez, sacó el
vestido reluciente como el sol y se lo puso, y, así, subió a la sala donde se
celebraba la fiesta.
Todos le dejaron libre paso, pues nadie la conocía y la tomaron por una princesa. El Rey Eric salió a recibirla y, ofreciéndole la mano, la invitó a bailar con él, mientras pensaba en su corazón: "Jamás mis ojos vieron una mujer tan bella."
Todos le dejaron libre paso, pues nadie la conocía y la tomaron por una princesa. El Rey Eric salió a recibirla y, ofreciéndole la mano, la invitó a bailar con él, mientras pensaba en su corazón: "Jamás mis ojos vieron una mujer tan bella."
Terminado el baile, Eric
fue a buscar a aquella bella princesa, pero había desaparecido, sin que nadie
supiera su paradero.
Ella había vuelto a su habitación, en la que,
después de quitarse rápidamente el vestido, se ennegreció cara y manos y se
puso de nuevo el abrigo, que ocultaba su belleza y le servía de refugio,
convirtiéndose de nuevo en "Todo tipo de pieles”.
Cuando volvió a la
cocina, a su trabajo, se puso a recoger la ceniza,
Y Sebastián le dijo:
- Deja esto para mañana y por favor prepara la
sopa del Rey.
El hombre se marchó, y
"todo tipo de pieles" condimentó la sopa del rey, haciendo un caldo lo
mejor que supo, y, cuando ya la tenía lista, cogió el anillo de oro, y lo echó
en la sopera.
Terminada la fiesta, mandó el Rey a que le
sirvieran la cena, y encontró la sopa tan deliciosa como jamás la hubiera
comido. Y en el fondo del plato encontró el anillo de oro, sin saber cómo había
podido ir a parar allí.
Mandó entonces que se
presentase Sebastián: el cocinero.
Al llegar ante el Rey, éste le preguntó quién
había preparado la sopa, a lo que respondió el hombre:
- Yo la preparé.
Pero el Rey le contestó:
- No es verdad, pues estaba guisada de modo
distinto y era mucho mejor que de costumbre.
Entonces dijo el cocinero:
- He de confesar que no la guisé yo, sino mi
ayudante, “todo tipo de pieles”
- Márchate y dile que suba - ordenó el Rey.
Al presentarse " todo tipo de pieles "
le preguntó Eric:
- ¿Quién eres?
- Soy una muchacha que no recuerda nada, me encontrasteis en el bosque, allí me perdí.
- ¿De dónde sacaste el anillo que había en la
sopa?
- No sé nada del anillo.
Eric, el rey, tuvo que despedirla, sin sacar
nada en claro.
Al cabo de algún tiempo se celebró otra fiesta,
y, como la vez anterior, " todo tipo de pieles" pidió a Sebastián que
le permitiese subir.
- Sí, pero vuelve dentro de media hora para
preparar aquella sopa que tanto gusta al Rey.
Corrió la muchacha a su habitación, se lavó
rápidamente, sacó de la nuez el vestido plateado como la luna, y se dirigió a
la sala de fiestas, con la figura de una verdadera princesa, y Eric salió
nuevamente a su encuentro, muy contento de verla, y como en aquel preciso
instante comenzaba el baile, bailaron juntos.
Terminado el baile,
volvió ella a desaparecer con tanta rapidez que el Eric no logró percatarse ni
qué dirección había seguido.
La muchacha corrió a
la habitación, se vistió de nuevo de " todo tipo de pieles " y fue a
la cocina, a guisar la sopa.
Mientras el cocinero
estaba arriba, ella fue a buscar su rueca de oro y la echó en la sopera,
vertiendo encima la sopa, que fue servida al rey.
Éste lo encontró tan
deliciosa como la otra vez, e hizo llamar al cocinero, quien no tuvo más
remedio que admitir que " todo tipo de pieles" había preparado la
sopa.
La muchacha fue llamada nuevamente ante Eric, y
esta volvió a contestar que nada sabía de la rueca de oro que había aparecido
en su sopa.
En la tercera fiesta organizada por el Rey, las
cosas transcurrieron como las dos veces anteriores.
Esta vez se puso el tercer vestido, tan
brillante como las estrellas, y se presentó en la sala.
Eric volvió a bailar
con la bellísima doncella, pensando que jamás había visto otra tan bonita. Y,
mientras bailaban, sin que ella lo advirtiese le pasó una sortija de oro por el
dedo; además, había dado orden de que el baile se prolongase mucho tiempo. Al
terminar, trató de sujetarla por las manos, pero ella se escurrió, huyendo tan
rápida entre los invitados, que en un instante desapareció de la vista de
todos.
Corrió a toda
velocidad a su habitación, porque su ausencia había durado mucho más de media
hora, y no tuvo tiempo para cambiarse de vestido, por lo cual se echó encima su
abrigo de piel.
Además, con la prisa
no se manchó del todo.
Se dirigió a la
cocina, preparó la sopa del Rey y, al salir Sebastián, echó en la sopera la bobina
de oro. El Rey, al encontrar el objeto en el fondo de la fuente, mandó llamar a
" todo tipo de pieles” y entonces se dio cuenta de que llevaba la sortija
que le había puesto durante el baile.
La tomó de la mano, y,
con los esfuerzos de Elia por soltarse, se le abrió un poco el abrigo, asomando
por debajo el vestido, brillante como las estrellas.
El Rey le quitó el
abrigo, y aparecieron los dorados cabellos, sin que la muchacha pudiese ya
seguir ocultando su hermosura. Y, una vez lavado el hollín que le ennegrecía el
rostro, apareció la criatura más bella que jamás hubiese existido sobre la
Tierra.
Eric pidió a Elia que
se casara con él, que era la mujer más bella que jamás hubiese existido sobre
la Tierra.
Elia, feliz de haber
transformado su destino con su valentía, aceptó y se casó con el Rey Eric.
- IMPORTANCIA DEL FOLCLORE EN EL AULA DE INFANTIL:
Hidalgo
(2008) dice que como maestros debemos transmitir el folklore, ya que una de las
funciones de la escuela es la transmisión de la herencia social. La educación
debe de partir de las vivencias autóctonas y las raíces donde se asienta,
abarcando distintas actividades folklóricas integrándolas en el proceso de
enseñanza aprendizaje, enriqueciendo así al maestro, a los alumnos y a la
comunidad.
Según
Arévalo (2009) la escuela funciona como un transmisor del folklore y los
profesores son el medio utilizado para dar a conocer dicho folklore a su
alumnado. Para ello es necesario despertar el interés de los alumnos, creando
interés docente por la investigación y experimentación del folklore.(Díez, 2012)
- CUENTO Y EDAD SELECCIONADA
El cuento que he elegido se titula “Todo tipo de
pieles” he escogido este cuento folclórico porque lo descubrí por primera vez
en clase de literatura infantil, y lo descubrí tal y como se cuentan los
cuentos folclóricos, de palabra, de forma oral, narrado por la profesora, y me
encantó, me emocionó y decidí que me gustaría emplearlo en un futuro en mi aula
de infantil.
La edad para la que he destinado esta adaptación
es para el 3º curso de segundo ciclo de educación infantil, correspondiente a la edad
de 5-6 años, ya que creo que por las características que se presentan en esta
etapa de su desarrollo puede ser perfecto.
Los niños de entre 5 y 6 años se encuentran en la
etapa de pensamiento intuitivo:
Es la etapa del pensamiento y la del lenguaje que
gradúa su capacidad de pensar simbólicamente, imita objetos de conducta, juegos
simbólicos, dibujos, imágenes mentales y el desarrollo del lenguaje hablado.(Mounoud, 2001)
El niño en esta etapa desarrolla el concepto de
identidad individual y su autoestima. Tiene una vida imaginativa rica y
abundante, que le ayuda a entender lo real y ha desarrollado el concepto básico
de la narración. Por lo que creo que este cuento folclórico de adaptaría
perfectamente a la edad que he seleccionado.(Labajo, n.d.)
- ADAPTACIONES:
Las adaptaciones que he realizado han sido las
siguientes:
-En la historia original, el Rey quiere casarse
con su hija, de forma que para adaptarlo a la edad con la que me gustaría
trabajarlo, he cambiado la relación de parentesco entre los personajes, ya que
creo que en esa edad no es apropiado.
-He otorgado nombres propios a los personajes
para que al contarlo, los niños puedan identificar perfectamente a cada personaje
en cada momento. Ya que el nombre, personaliza a los protagonistas de la
historia, y en este caso, los diferencia: (El rey es el tío de Elia, Eric el
rey del nuevo reino).
-También he simplificado algunas estructuras
lingüísticas, que me parecían un poco complicadas para su comprensión, así como
algunas palabras sinónimas algo más sencillas.
-He excluido detalles violentos que se ponen de
manifiesto en el cuento original (ej: El cocinero amenaza a todo tipo de pieles
con darle una paliza si la sopa no está buena).
LA BELLA Y LA BESTIA
Cuento adaptado del original de los hermanos Grimm
Érase una vez un mercader que, antes de partir para un largo
viaje de negocios, llamó a sus tres hijas para preguntarles qué querían que les
trajera a cada una como regalo. La primera pidió un vestido, la segunda un
collar de perlas y la tercera, que se llamaba Bella y era la más gentil, le
dijo a su padre: “Me bastará una rosa cortada con tus manos”. El mercader
partió y, una vez había terminado sus asuntos, se dispuso a volver cuando una
tormenta le pilló desprevenido.
El
viento soplaba gélido y su caballo avanzaba fatigosamente. Muerto de cansancio
y de frío, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del bosque. A
medida que se acercaba a ella, se dio cuenta de que estaba llegando a un
castillo iluminado.
“Espero poder resguardarme aquí de la tormenta”, dijo para sí,
esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la puerta
estaba entreabierta y, por más que llamó, nadie acudió a recibirlo. Entró
decidido y siguió llamando. En el salón principal había una mesa iluminada con
dos candelabros y una rica cena preparada. El mercader, tras meditarlo durante
un rato, decidió sentarse a la mesa.
Después, todavía intrigado, subió al piso superior. A uno y otro
lado de un pasillo larguísimo, asomaban salones y habitaciones maravillosos. En
la primera de estas habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y había
una cama mullida que invitaba al descanso.
Era
tarde y el mercader se echó sobre la cama y quedó dormido profundamente. Al
despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una
bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta. El mercader desayunó y,
después de asearse un poco, bajó para darle las gracias a quien generosamente
lo había hospedado. Pero al igual que la noche anterior, no encontró a nadie y,
agitando la cabeza ante tan extraña situación, se dirigió al jardín en busca de
su caballo que había dejado atado a un árbol, cuando un hermoso rosal atrajo su
atención.
Se
acordó entonces de la promesa hecha a Bella, e inclinándose cortó una rosa.
Inesperadamente, de entre la espesura del rosal, apareció una bestia horrenda
que iba vestida con un bellísimo atuendo; con voz profunda y terrible lo
amenazó:
-¡Desagradecido!
Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y dormido en mi cama y, en señal
de agradecimiento, ¿vas y robas mis rosas preferidas? ¡pagarás por tu falta de
consideración!
El
mercader, aterrorizado, se arrodilló temblando ante la fiera:
-¡Perdóname!¡Haré
lo que me pidas! ¡La rosa era para mi hija Bella, a la que prometí llevársela
de mi viaje!
La
bestia retiró su garra del desventurado.
-Te
dejaré marchar con la condición de que me traigas a tu hija.
El
mercader, asustado, prometió obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader
llegó a su casa llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero después de
haberles contado su terrorífica aventura, Bella lo tranquilizó diciendo:
-Padre,
haré cualquier cosa por ti. No debes preocuparte, podrás mantener tu promesa y
salvar así la vida! ¡Acompáñame hasta el castillo y me quedaré en tu lugar!
El
padre abrazó a su hija:
-Nunca
he dudado de tu amor por mí.
De esta manera, Bella llegó al castillo y la Bestia la acogió de
forma inesperada: fue extrañamente gentil con ella. Bella, que al principio
había sentido miedo y horror al ver a la Bestia, poco a poco se dio cuenta de
que, a medida que el tiempo transcurría, sentía menos miedo hacia ella.
Le fue asignada la habitación más bonita del castillo y la
muchacha pasaba horas y horas bordando cerca del fuego. La Bestia, sentada
cerca de ella, la miraba en silencio durante largas veladas y, al cabo de
cierto tiempo empezó a decirles palabras amables, hasta que Bella se apercibió
sorprendida de que cada vez le gustaba más su conversación y su compañía. Los
días pasaban y sus confidencias iban en aumento, hasta que un día la Bestia se
atrevió a pedirle a Bella que fuera su esposa.
Bella, de momento sorprendida, no supo qué responder. Pero no
deseó ofender a quien había sido tan gentil y, sobre todo, no podía olvidar que
fue ella precisamente quien salvó con su sacrificio la vida de su padre.
-¡No
puedo aceptar! -empezó a decirle la muchacha con voz temblorosa-, si tanto lo
deseas…
-Entiendo,
entiendo.
La
vida siguió como de costumbre y este incidente quedó olvidado.
Hasta que un día la Bestia le regaló a Bella un bonito espejo de
mágico poder.
Mirándolo,
Bella podía ver a lo lejos a sus seres más queridos. Al regalárselo, el
monstruo le dijo:
-De
esta manera tu soledad no será tan penosa.
Bella
se pasaba horas mirando a sus familiares. Al cabo de un tiempo se sintió
inquieta, y un día la Bestia la encontró derramando lágrimas cerca de su espejo
mágico.
-¿Qué
sucede? -quiso saber el monstruo.
-¡Mi
padre está muy enfermo, quizá muriéndose! ¡Oh! Desearía tanto poderlo ver por
última vez!
-¡Imposible!
¡Nunca dejarás este castillo! -gritó fuera de sí la Bestia, y se fue.
Al
poco rato volvió y con voz grave le dijo a Bella:
-Si
me prometes que a los siete días estarás de vuelta, te dejaré marchar para que
puedas ver a tu padre.
-¡Me
has devuelto la felicidad! -le agradeció Bella
El
padre, que estaba enfermo por la tristeza de tener a su hija prisionera de la
Bestia en su lugar, cuando la pudo abrazar, de golpe se sintió mejor, y poco a poco
se fue recuperando. Los días transcurrían deprisa y el padre finalmente se
levantó de la cama curado.
Bella
era feliz y se olvidó por completo de que los siete días habían pasado desde su
promesa. Una noche se despertó sobresaltada por un sueño terrible. Había visto
a la Bestia muriéndose, respirando con estertores en su agonía, y llamándola:
-¡Vuelve!
¡Vuelve conmigo!
Fuese
por mantener la promesa que había hecho, fuese por un extraño e inexplicable
afecto que sentía por el monstruo, el caso es que decidió marchar
inmediatamente.
-¡Corre,
corre caballito! -decía mientras fustigaba al corcel por miedo de no llegar a
tiempo.
Al
llegar al castillo subió la escalera y llamó. Nadie respondió; todas las
habitaciones estaban vacías. Bajó al jardín con el corazón encogido por un
extraño presentimiento. La Bestia estaba allí, reclinada en un árbol, con los
ojos cerrados, como muerta. Bella se abalanzó sobre el monstruo abrazándolo:
-¡No
te mueras! ¡No te mueras! ¡Me casaré contigo!
Tras
esas palabras, aconteció un prodigio: el horrible hocico de la Bestia se
convirtió en la figura de un hermoso joven.
-¡Cuánto
he esperado este momento! Una bruja maléfica me transformó en un monstruo y
sólo el amor de una joven que aceptara casarse conmigo, tal cual era, podía
devolverme mi apariencia normal.
Se
celebró la boda y el joven príncipe quiso que, para conmemorar aquel día, se
cultivasen en su honor sólo rosas en el jardín. He aquí por qué todavía hoy
aquel castillo se llama “El Castillo de la Rosa”.
- CUENTO Y EDAD SELECCIONADA:
La historia tiene un trasfondo emocional que en la etapa en la que se encuentran los niños de entre 4 y 5 años pueden comprender perfectamente tal y como decíamos antes por el momento evolutivo en el que se encuentran.
Este cuento lo emplearía en el aula en forma de cuenta cuentos, sin apoyo visual, para potenciar el desarrollo de su imaginación así como el desarrollo de su pensamiento icónico en el que se encuentran los niños de esta edad.
- ADAPTACIONES
-He simplificado algunas estructuras lingüísticas de forma que dan más agilidad al cuento y facilitan su comprensión, así como su atención durante el relato.
-He empleado palabras sinónimas para sustituir algunas complejas, pero he mantenido algunas que permitirán enriquecer su vocabulario.
-También he eliminado algunas palabras con tintes violentos, que creo podían ser eliminadas sin que el cuento perdiese su esencia.
Creo que con las adaptaciones especificadas anteriormente, el cuento es perfecto para la edad planteada.
Rumpelstiltskin
Cuentan que
en un tiempo muy lejano el rey Gastón decidió pasear por sus dominios, que
incluían una pequeña aldea en la que vivía un molinero junto con su bella hija
Jana.
Al
interesarse el rey por ella, el molinero mintió para darse importancia:
"Además de bonita, es capaz de convertir la paja en oro hilándola con una
rueca." El rey, muy contento con dicha cualidad de la muchacha, no lo dudó
un instante y la llevó con él a palacio.
Una vez en el castillo, el rey ordenó que llevasen a Jana a una habitación repleta de paja, donde había también una rueca: "Tienes hasta la madrugada para demostrarme que tu padre decía la verdad y convertir esta paja en oro."
Jana lloraba desconsolada, porque ella no sería capaz de conseguir tal cosa, cuando de repente apareció un enano que le ofreció hilar la paja en oro a cambio de su collar. Jana le entregó la joya y... zis-zas, zis-zas, el enano hilaba la paja que se iba convirtiendo en oro en las canillas, hasta que la habitación refulgía por el oro.
Cuando el rey Gastón vio lo que Jana había conseguido, guiado por la avaricia, le dijo: "Veremos si puedes hacer lo mismo en esta habitación." Y le señaló una habitación más grande y más repleta de paja que la del día anterior.
Jana estaba desesperada, creía que era imposible cumplir la tarea pero, como el día anterior, apareció el enano saltarín: "¿Qué me das si hilo la paja para convertirla en oro?" preguntó al hacerse visible. "Sólo tengo esta sortija." Dijo la Jana enseñándole el anillo. "Empecemos pues," respondió el enano. Y zis-zas, zis-zas, toda la paja se convirtió en oro hilado.
Una vez en el castillo, el rey ordenó que llevasen a Jana a una habitación repleta de paja, donde había también una rueca: "Tienes hasta la madrugada para demostrarme que tu padre decía la verdad y convertir esta paja en oro."
Jana lloraba desconsolada, porque ella no sería capaz de conseguir tal cosa, cuando de repente apareció un enano que le ofreció hilar la paja en oro a cambio de su collar. Jana le entregó la joya y... zis-zas, zis-zas, el enano hilaba la paja que se iba convirtiendo en oro en las canillas, hasta que la habitación refulgía por el oro.
Cuando el rey Gastón vio lo que Jana había conseguido, guiado por la avaricia, le dijo: "Veremos si puedes hacer lo mismo en esta habitación." Y le señaló una habitación más grande y más repleta de paja que la del día anterior.
Jana estaba desesperada, creía que era imposible cumplir la tarea pero, como el día anterior, apareció el enano saltarín: "¿Qué me das si hilo la paja para convertirla en oro?" preguntó al hacerse visible. "Sólo tengo esta sortija." Dijo la Jana enseñándole el anillo. "Empecemos pues," respondió el enano. Y zis-zas, zis-zas, toda la paja se convirtió en oro hilado.
Pero la
codicia del rey no tenía fin, y cuando comprobó que se habían cumplido sus
órdenes, anunció: "Lo repetirás una vez más y si lo consigues, te haré mi esposa."
Una noche más
lloró la Jana, y de nuevo apareció el enano: "¿Qué me darás a cambio de
solucionar tu problema?" Preguntó, saltando, a la chica. "No tengo
más joyas que ofrecerte," y pensando que esta vez estaba perdida, gimió
desconsolada. "Bien, en ese caso, me darás tu primer hijo," demandó
el enanillo. Jana aceptó aquello que le pedía el enano.
Y como ya
había ocurrido antes, la paja se iba convirtiendo en oro a medida que el
extraño ser la hilaba. Cuando el rey entró en la habitación, sus ojos brillaron
más aún que el oro que estaba contemplando, y convocó a sus súbditos para la
celebración de la boda.
Vivieron ambos felices y al cabo de un año, tuvieron un precioso bebé. La ahora reina Jana había olvidado aquello que prometió al enano , y por eso se asustó enormemente cuando una noche apareció el duende saltarín reclamando aquello que le había prometido.
"Por favor, enano, por favor, te daré todo lo que quieras. Pero por favor mi hijo no".
Vivieron ambos felices y al cabo de un año, tuvieron un precioso bebé. La ahora reina Jana había olvidado aquello que prometió al enano , y por eso se asustó enormemente cuando una noche apareció el duende saltarín reclamando aquello que le había prometido.
"Por favor, enano, por favor, te daré todo lo que quieras. Pero por favor mi hijo no".
Quiero a tu
hijo exigió el enano. Pero tanto lloró y pidió Jana, que conmovió al enano que
le dijo: "Tienes tres días para averiguar cuál es mi nombre, si lo
aciertas, dejaré que te quedes con el niño. Por más que pensó y pensó nunca
acertaba la respuesta correcta.
Al tercer día, Jana, envió a sus exploradores a buscar nombres diferentes por todos los confines del mundo. De vuelta, uno de los exploradores contó la anécdota de un duende al que había visto saltar a la puerta de una pequeña cabaña cantando:
"Hoy tomo vino,
y mañana cerveza,
después al niño sin falta traerán.
Nunca, se rompan o no la cabeza,
el nombre Rumpelstiltskin adivinarán!"
Cuando volvió el enano la tercera noche, y preguntó su propio nombre a Jana, ésta le contestó: "¡Te llamas Rumpelstiltskin!"
"¡No puede ser!" gritó él, "¡no lo puedes saber! ¿Cómo lo has adivinado?
Al tercer día, Jana, envió a sus exploradores a buscar nombres diferentes por todos los confines del mundo. De vuelta, uno de los exploradores contó la anécdota de un duende al que había visto saltar a la puerta de una pequeña cabaña cantando:
"Hoy tomo vino,
y mañana cerveza,
después al niño sin falta traerán.
Nunca, se rompan o no la cabeza,
el nombre Rumpelstiltskin adivinarán!"
Cuando volvió el enano la tercera noche, y preguntó su propio nombre a Jana, ésta le contestó: "¡Te llamas Rumpelstiltskin!"
"¡No puede ser!" gritó él, "¡no lo puedes saber! ¿Cómo lo has adivinado?
El enano muy
enfadado, asumió aquello que le había prometido a Jana y se marchó para no
molestarlos nunca más.
- CUENTO Y EDAD SELECCIONADA:
Me he centrado en la etapa de 7 a 9 años, etapa que Piaget definía como Etapa de operaciones concretas, en ella son capaces de:
-Reconocer
la existencia de opiniones distintas a la suya.
-
Desarrolla preferencia por los temas realistas, y pide que le expliquen los
reglamentos de las cosas.
-
Reconoce la posibilidad de interpretar palabras y hechos de diversas
maneras.
-
Manipula ideas y no solamente objetos.
-
Demuestra capacidad de “conservar” conceptos de cantidad y volumen: recuerda y
organiza los conocimientos.
-
Separa pensamiento de percepción y acción. (Labajo, n.d.)
- ADAPTACIÓN
-He otorgado nombre propio al personaje del Rey (Gastón) y a la hija del molinero (Jana).
-He sustituido algunas palabras muy complejas por sinónimas algo más sencillas, pero que mantenían el significado de esta.
BIBLIOGRAFÍA:
-Díez, R. L. (2012). EL
FOLKLORE EN EDUCACIÓN INFANTIL.
-Labajo, I. (n.d.).
CARACTERÍSTICAS DE LOS CUENTOS SEGÚN LA EDAD Y ETAPA DEL DESARROLLO LECTOR.
-Mounoud, P. (2001). El
desarrollo cognitivo del niño.
-http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/rumpelstilzchen
-http://ciudadseva.com/texto/la-bella-y-la-bestia/
-http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/bestia_peluda
ENTRADA CREADA POR: ANA CALZADO 2º EDUCACIÓN INFANTIL
-http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/rumpelstilzchen
-http://ciudadseva.com/texto/la-bella-y-la-bestia/
-http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/bestia_peluda
ENTRADA CREADA POR: ANA CALZADO 2º EDUCACIÓN INFANTIL
Perfecto.
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